Vestidos de Altar
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      Los vestidos que denotan una dignidad o función en una comunidad religiosa se suelen diferenciar de los que son normales en la vida civil y social.
   Se han dado en todas las religiones y en todas las culturas. Y siempre han significado una categoría y una dignidad que reclamaba el respeto y la sumisión de los adeptos o creyentes de una forma religiosa. Especialmente han estado propensos a esa interpretación religiosa de los babilonios, persas y egipcios.
   Las vestiduras religiosas aparecen en la Biblia muy minuciosamente reguladas para los ministros del culto (Ex. 28.40; Ez. 44.17: Lev. 6.13 y 16.4; 1 Sam. 6. 14; 1 Sam. 22.18). De manera particular en el boato religioso del culto inaugurado con la construcción del templo por Salomón los vestidos indicaban la situación del servidor del templo: desde el sumo sacerdote hasta los levitas o siervos que ejercían de cantores o de auxiliares.
    La Iglesia heredó esa valoración de los vestidos con significación religiosa. Se denominaron vestiduras litúrgicas a las formas reguladas por la tradición o por normas positivas de como había que ir vestido (o revestido) en los actos cultuales. Un vocabulario riquísimo (alba, casulla, amito, estola, humeral, cíngulo y varias docenas más) cubrió este capítulo de los que se dedicaban a estudiar la liturgia eclesiástica.
   Incluso también en la tradición eclesial los diversos vestidos eclesiales diferen­ciaban los distintos grados o ministerios que en la iglesia se realizaban: vestidos pontificios, episcopales, abaciales, presbiterales, diaconales, laicales. Los colores de los ornamentos sagrados adquirieron un significado litúrgico (rojo martirial, verde de esperanza, morado penitencial, negro funerario, azul mariano). Incluso las formas se ajustaron con habilidad las culturas orientales ampulosas y a las occidentales más prácticas.
   Es bueno resaltar la pérdida de muchas significaciones antiguas con el paso de los tiempos. En las prácticas sociales de la Iglesia actual se olvidan con frecuencia los significados de los símbolos. Pero es bueno en la catequesis no dejarse llevar por el pragmatismo y conservar aquellas formas que, por su duración o extensión universal, son lenguajes a través de los cuales se transmiten mensajes importantes.